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Fotografias por: Alfredo Carías

Muy pocos conocemos la otra cara de la moneda de los denominados “guiriceros” que se dedican a la búsqueda (de forma artesanal) incansable de oro en los túneles de la mina en el cerro San Sebastián en el departamento de la Unión, en El Salvador.

Con cascos y una lámpara pegada a la altura de sus frentes estos hombres adultos y jóvenes se introducen por una hora y media, 2 veces a la semana durante 12 horas al día, en los calurosos, oscuros y tenebrosos agujeros cavados hace más de 110 años y que fueron abandonados por la empresa Commerce Group, de Milwaukee, Estados Unidos.

Un oficio de generación en generación

Desde los 11 años en los años 80´s dedicó parte de su adolescencia a trabajar en las minas junto con su padre, pero tuvo que migrar a trabajar en el área de la construcción a la capital salvadoreña, sin embargo, con la crisis en este sector, Walter Melgar tuvo que regresar a su pueblo y en una especie de condena volver a trabajar de guiricero llevando consigo esta herencia familiar a sus 2 descendientes, Walter y Oscar de 18 y 15 años respectivamente.

Sin embargo, esta forma de subsistencia podría estar amenazada por la llegada de las empresas trasnacionales mineras a El Salvador, generando preocupación en la comunidad San Sebastián porque conocen en carne propia las consecuencias que causa el drenaje acido en su río y en la salud de sus pobladores quienes padecen de infecciones respiratorias, insuficiencia renal y cáncer.

“Al venir la compañía va venir a molestar más de lo que esta, porque ya dejo contaminación en el tiempo que estuvo, ellos trabajan con químicos muy pesados como mercurio y cianuro, va contaminar más el medio ambiente, tienen que remover una gran cantidad de tierra (del cerro), es mentira que van a generar empleo, porque con la maquinaria que traen no necesitan tanta gente”, asegura Melgar.

La explotación de este metal precioso dejo severas consecuencias de contaminación de tóxicos en las aguas superficiales del río de Santa Rosa de Lima, dejando sin agua potable a sus habitantes, quienes recurren a buscar el vital líquido hasta las cuencas altas del cerro, “por ello nos estamos organizando como comunidad para presionar a las autoridades para conseguir un proyecto de un pozo (de abastecimiento) de agua”, manifestó Vicente Hernández, de la comunidad la Presa en el cantón San Sebastián, en la Unión.

“El caso de la mina de San Sebastián es el ejemplo que la explotación minería metálica a gran escala no se debe permitir y en su lugar es mejor declarar la zona “territorio libre de minería”, demandar a la empresa que haga el cierre técnico de la mina, que tome medidas de mitigación para la recuperación del medio ambiente y reparación económica a las familias afectadas y que el Estado intervenga en generar alternativas de desarrollo económico para la comunidad y finalmente que se aprueba la Ley de Prohibición de Minería que presento la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica”, comenta Pedro Cabezas, representante de la Coalición de Aliados que es un grupo de organizaciones de Australia, Canadá y Estados Unidos.

Noticia Publicada en Habla El Salvador

Ver enlace original: El Lado “Inhumano” Del Oro

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